domingo, febrero 27, 2011

Respuesta a Nora Sanchez de Clarin por la nota de hoy

nsanchez@clarin.com

Para ver la nota de Clarin siga el vinculo


Hola como andas?. 
En la nota se "olvidan" de los tres millones de personas que entran todos los dias desde provincia a la Ciudad a trabajar y que utilizan los servicios e infraestructuras de la Capital. Asimismo no se tienen en cuenta que la gran mayoria de los emprendimientos empezados desde mediados del 2006 y 2007 recien se inauguran este año. Y fueron justo los años pico de la construccion. Suman 5 millones y medio de M2 entre los dos años y se habilitan (si no los paramos en la justicia) en los proximos 6 meses
Por otra parte si Lostri nos menciona seria bueno que nos llamaras para tener la otra campana. Saludos Gustavo Desplats

Hola como marco Clarin en Caballito norte este se estan construyendo 67000m2, en Caballito norte Oeste, solo con las torres dos plaza y nuevo Caballito tenes 110000m2 y en Caballito sur tenes otros 140000m2 a punto de habilitarse este semestre. En total son casi 320000m2 a habilitarse solo en Caballito en los proximos 6 meses. Al calculo de Lostri de 50M2 por persona son 16000 nuevos vecinos, El problema del censo es que la mayoria de las obras no esta habilitada. Por lo que la incidencia poblacional y en los servicios se va a producir este año con este aluvion de m2, saludos Gustavo

sábado, febrero 26, 2011

UN MILLON DE METROS CUADRADOS DE VIVIENDA SOCIAL 7 de 7

EL MERCADO CONSTRUYO LA INVERSA DE LO QUE NECESITA 6 de 7

ENTENDER LAS DIFERENCIAS ENTRE LOS BARRIOS 5 de 7

LO FUNDAMENTAL ES LO QUE ESTABLECE LA OMS 4 de 7

ALGUNAS CIFRAS PARA ENTENDER LA PROBLEMATICA 3 de 7

1.200.000 personas con necesidades de vivienda 2 de 7

COMO DEBE CRECER LA CIUDAD 1 de 7

El deterioro arquitectónico y urbanístico de la ciudad Demoliendo Buenos Aires


Pablo Sirvén
LA NACION

Los extremos sociales, ricos y pobres, parecen haberse complotado para llevarle la contra a un conocido eslogan porteño ("construyendo Buenos Aires") al plasmar en la práctica una versión maximizada del clásico "Demoliendo hoteles", de Charly García, que sería "demoliendo Buenos Aires".
Avanzar por muchas calles porteñas equivale a mirar una dentadura infantil donde los dientes de leche se caen y en su lugar asoma una sonrisa pícara llena de agujeros. Percibir esas ausencias en medio de las hileras de construcciones, en cambio, se asemeja más a una mueca triste donde los espacios vacantes lloran melancolía por los edificios y casas de distintas épocas y procedencias estilísticas que ya no están.
En su eliminación, se llevan consigo para siempre fragmentos valiosos de la identidad de un barrio y sustraen referencias estéticas que conformaron buena parte de un paisaje visual, arquitectónico y cultural que impregnó nuestras vidas. La sensación es dual porque a la tristeza que provoca ver cómo desaparecen para siempre huellas de las generaciones que nos precedieron, se superpone la alegría de comprobar que la ciudad está viva y que la construcción, que tantas fuentes de trabajo demanda, atraviesa una nueva era de esplendor.
Pero todo crecimiento que no es racionalmente conducido, como un niño que es librado a sus propios instintos y caprichos, sin los cuidados de un mayor, se expone a más riesgos que felicidades.
Refiere Horacio Salas en su libro El Centenario (Planeta, Buenos Aires, 2009) que hace un siglo el historiador Enrique Ves y González vio con gran clarividencia lo que nos sucedería a los porteños de hoy en materia edilicia. "En el año 2010 -aseguraba- todo será completamente nuevo. Un habitante de la época actual apelaría en vano a sus recuerdos porque nada habría quedado en pie." Hasta aquí bastante acertado, pero se equivoca en las razones. "Esa demolición implacable -pretende adivinar- no tendrá el menor asomo de vandalismo. Habrán sido sencillamente exigencias imperiosas de las severas fórmulas de edificación."
Las noticias de los últimos tiempos relacionadas de una u otra manera con esa furia por demoler, que no encuentra límites, llegan hasta el exceso trágico: las habilitaciones irregulares, las inspecciones precarias y la vista gorda para que cada quien haga lo que le plazca con el acervo edilicio de la ciudad que ya produce víctimas y daños concretos, graves e irreversibles. Los muertos en el gimnasio de Villa Urquiza y en el boliche de la avenida Scalabrini Ortiz; la pluma que perdió sustento en Las Cañitas y cayó sobre edificios en los que provocó muy serios destrozos, pero milagrosamente ninguna víctima, y los tres balcones que se desprendieron de un edificio de Lanús Oeste son demasiadas evidencias de que algo no funciona bien. Es que la ansiedad codiciosa por lograr de cada metro cuadrado la máxima rentabilidad, en el menor tiempo posible, corre a mayor velocidad que la defensa del bien común.
No hay más que caminar un poco para ver cómo Buenos Aires se desprende aceleradamente de sus tradicionales ropajes para ponerse otros más convencionales y baratos, menos distinguidos, cuando no más feos. Viejas casonas, petit hoteles y casas chorizo son volteados aquí y allá, mientras otras tienen sus ventanas y puertas tapiadas con cemento y ladrillos para que ningún "okupa" anide dentro de ellas. Baldíos, empalizadas de lata con inscripciones que nos anuncian nuevos emprendimientos, camiones que van y vienen de tremendos pozos que hacen temblar o fisuran las edificaciones aledañas dan cuenta de un colosal movimiento de tierra que no es producto de ningún fenómeno natural, sino de la picota pertinaz del hombre que busca arrancar de cada solar la mayor ganancia.
Aunque hay varios organismos nacionales y de la ciudad creados para custodiar el patrimonio urbano, falta voluntad política para hacerlos funcionar a rajatabla, y pesan más los intereses económicos en juego. La Dirección de Interpretación Urbanística, que depende del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, aprueba qué tipo de intervenciones pueden hacerse sobre el patrimonio, privado o público, que esté protegido. Es su responsabilidad crear las APH (áreas de protección históricas) y catalogar edificios, monumentos o plazas. Hay, incluso, una norma temporaria que impide tirar abajo edificaciones anteriores a 1941.
"Deberían realizar un relevamiento del patrimonio de toda la ciudad, pero no hay intención de hacerlo -apunta Santiago Pusso, vicepresidente de la ONG Basta de Demoler, conocida por sus activas acciones para preservar edificaciones significativas-. El Ministerio de Cultura ha sido prácticamente relegado de las decisiones por la actual gestión, que es complaciente con la destrucción. A nivel nacional, es la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos quien regula sobre el patrimonio protegido, pero se ha mostrado inactiva en casos de demoliciones de patrimonio desprotegido, y complaciente y falta de autoridad en casos de patrimonio protegido, por ejemplo el Palacio de Correos." En efecto, quienes hayan pasado cerca del edificio (rebautizado por el kirchnerismo como Centro Cultural del Bicentenario) verá con horror cómo ha sido arrasada buena parte de sus maravillosos interiores hasta convertirlo en una suerte de cáscara vacía donde sólo quedan en pie las paredes externas y poco más.
El paisaje urbano se resiente. La proliferación de comercios y cartelería en plantas bajas trastocan el ecosistema residencial y a cambio brindan un aspecto de mercado persa en el que todo se entremezcla. El desorden avanza por las veredas y las calles: los acampes estacionados en paseos públicos con grupos en protesta ya no llaman la atención; macizos mojones intentan preservar de atentados como el de la AMIA; a los árboles les arman alrededor aparatosos corralitos de cemento o de rejas y hasta las bicisendas defienden sus estrechos territorios de los autos con gruesos cordones amarillos.
No por casualidad, la World Monuments Fund incluyó al casco céntrico porteño entre los "sitios en riesgo 2010", un listado de cien sitios culturales mundiales en peligro.
Las depredaciones arquitectónicas se dan en los extremos sociales, mientras la clase media se lamenta en voz baja o mira para otro lado: donde fluye el dinero en cantidad, los proyectos faraónicos de châteaux (con discutibles detalles de ornamentación y columnas y portales artificiales de escenografía hollywoodense), edificios con amenities (comodidades de lujo extras) y hoteles boutiques (chiquitos, pero con onda) ambicionan las mejores ubicaciones, no importa lo que haya que desarmar para lograrlo.
Donde el dinero, en cambio, falta para cubrir las necesidades más vitales, el instinto capitalista se abre paso salvajemente para usurpar terrenos y hacer realidad el sueño de ser propietario, acicateado por la morosidad de las autoridades en regular el uso del espacio público. Algunos no lo hacen para conseguir su primer techo, sino que son pobres que pretenden rentas miserables de otros más pobres. La Presidenta llegó a ponderar un verdadero absurdo: el crecimiento hacia arriba de la villa 31, en edificios de varios pisos muy precariamente construidos, que un día podrían venirse abajo como castillos de naipes.
Así, en una punta y la otra del arco social, la depredación se da a la vista de todos, espasmódica y anárquica, sin pautas armónicas con sus respectivos entornos, naturalizando que los derechos más elementales en materia de preservación de la ciudad sean arrasados con impunidad.
La ausencia de un criterio regulado por el Estado suplantó el eclecticismo tradicional de Buenos Aires (la rica fusión articulada de estilos arquitectónicos de distintas procedencias, que plasmaba en ladrillos nuestros orígenes tan diversos de variadas inmigraciones) por una suerte de cocoliche cada vez más venido a menos. Se ensancha la brecha edilicia entre pobres y ricos también geográficamente: los barrios de categoría se agrupan en el norte de la ciudad; el Sur se empobrece por la miseria ostensible o asordinada.
En el siglo XIX, a "la gran aldea" no la caracterizaba la belleza. Décadas de enfrentamientos, guerras entre el interior y Buenos Aires y una ley de capitalización que tardó sangre, sudor y lágrimas en salir determinaron que la "Reina del Plata" se desperezara muy despaciosamente antes de decidirse a crecer con brío y con pretensiones de reflejarse en el espejo europeo.
Una serie de felices coincidencias -la gestión en la municipalidad de Torcuato de Alvear, inspirado en el modelo francés y con la ayuda inestimable del creativo paisajista Carlos Thays; las políticas de Estado continuadas en el período 1880-1930 y el continuo ir y venir a París, por placer o para encarar estudios o negocios por parte de la más alta aristocracia porteña- tuvieron efectos monumentales sobre la arquitectura de la principal ciudad-puerto del país, que hacia el Centenario ya se enorgullecía de sus colosales palacios públicos y privados (los edificios del Congreso y Tribunales, el Teatro Colón, el Correo Central, las residencias suntuosas de las familias patricias). Así, al original estilo colonial español se fueron sumando los aires del neoclasicismo europeo con entremezcladas brisas francesas, italianas e inglesas. Esa exuberancia arquitectónica que fue adquiriendo la ciudad sumó después el Art Nouveau, el Art Déco y el racionalismo, entre otras corrientes arquitectónicas.
Cuando se pasan las páginas de los dos enormes volúmenes de Bustillo/Un proyecto de arquitectura nacional (Fundación YPF, Buenos Aires, 2010), que concentran la frondosa y esencial obra arquitectónica que legó al país el arquitecto Alejandro Bustillo (1889-1982), se aprecian postales entrañables y fácilmente identificables por cualquier argentino como el complejo Casino y Hotel Provincial, de Mar del Plata; el Centro Cívico y el hotel Llao Llao, de Bariloche; la sede central del Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo; el Museo de Bellas Artes y tantas más. Se nota en Bustillo una idea fuerza que trasciende a cada uno de esos edificios. "La obra -solía decir- habla al que sabe verla, ella se defenderá por sí misma."
Marta Levisman clasificó el abundante archivo de diez mil dibujos y mil fotos de este arquitecto-artista-filósofo que vivió lúcido hasta los 93 años y que, como algunos de sus pares, concebía su profesión como la manera más ostensible de configurar la idea de un país en sus construcciones, cáscaras maravillosas que, mientras nos contienen, nos proyectan como sociedad hacia el mundo y hacia nosotros mismos.
Buenos Aires es un cuerpo lastimado que expresa, con sus crecientes tajos y heridas, el abandono desaprensivo y el saqueo de sus joyas arquitectónicas a la que la sometemos. Urge recuperar el sentido de sus grandes constructores y urbanistas antes de que los demolidos seamos nosotros mismos.

viernes, febrero 25, 2011

Muy buenas preguntas y nuestras pobres respuestas

DESGRABADO – CRUDO de la "casi" licenciada en Ciencias de la Comunicacion (UBA)  Eugenia Silvera Basallo a Gustavo Desplats

Las condiciones para el problema que vive ahora caballito y seis o siete barrios más de la ciudad de Buenos Aires, once quizás, empiezan con la modificación del Código de Planeamiento Urbano del año 2000 que debía ser una revisión y adecuación de las normas pero que en realidad además también incluyó la modificación de las alturas máximas permitidas en lugares de numerosos barrios porteños que hasta ese momento se podían construir no más de tres pisos. Esas zonas fueron rezonificadas como residenciales de alta densidad permitiendo 10 pisos en las calles y 14, 16 pisos en las avenidas. Esa modificación junto con la modificación de la Ley de Impacto Ambiental fueron realizadas el mismo día por la legislatura de la ciudad, una es la Ley 449 y otra -si no me equivoco- es la 453 o 454 que es la modificación de la Ley 123 que era la Ley de Impacto Ambiental. La modificación del Código permitió mayores alturas, la modificación de la Ley de Impacto Ambiental, la ley originaria, la 123 marcaba que había cuestiones que están prohibidas de hacer en la ciudad de Buenos Aires, cuestiones de alto impacto, cuestiones de mediano impacto y cuestiones de bajo impacto. Lo que pasó es que las de bajo impacto desaparecieron y quedaron solamente las prohibidas, las de alto y las de medio. Dentro de las de bajo impacto estaba la construcción. También desde el ejecutivo se multiplicó por 5 la cantidad de metros cuadrados a partir de  los cuales se realizaban estudios de impacto ambiental sobre la construcción. O sea, una cosa es el impacto ambiental que provoca la construcción, la incidencia sobre los servicios, sobre las vacantes escolares, sobre el estacionamiento que fue lo que se quitó de la ley, eso no se estudiaba más ni se analizaba más y, por otro lado, se subió de 2 mil a 10 mil metros el umbral a partir del cual se estudia el impacto que ocasiona la construcción de la obra, o sea, la entrada y salida de camiones, los ruidos, etc.
Todo eso fue provocado por un fuerte lobby, una fuerte presión de las cámaras que agrupa a los constructores, a los ingenieros que, digamos, con la excusa de que no iba a haber más construcción en la ciudad, hay que recordar donde estábamos: el año 2000, hacía más o menos 4 años, 48 meses seguidos de recesión, poca actividad económica, hay que pensar que en el año 2002, por ejemplo, se construyeron, se permisaron en la ciudad de Buenos Aires 250 mil metros cuadrados. Entonces, se realizaron todas estas modificaciones pero indudablemente no estaban las condiciones objetivas para que eso causara algún tipo de impacto. Después de la devaluación hubo una circunstancia, una de las pocas salidas que tenía el corralón era justamente comprar propiedades. Las propiedades después de la devaluación -durante menos de un mes digamos- también sufrieron la devaluación pero pasado el mes de ella habían recuperado el precio en dólares que tenían antes de la devaluación, o sea que habían aumentado un montón el precio porque obviamente una propiedad seguía valiendo la misma cantidad de dólares mientras la gente había reducido su sueldo a un tercio. Pero como era la única salida que había del corralón mucha gente que tenía plazos fijos y dinero depositados compraba propiedades y al calentar o incrementar la demanda se consolidaban los precios en dólares de antes de la devaluación. Pasado eso, consolidados los precios en dólares, a partir del año 2003 empezó a haber un repunte de la actividad de la construcción con un modelo constructivo muy diferente del que había existido en la ciudad de Buenos Aires históricamente. O sea, la ciudad de Buenos Aires, si bien con una preponderancia en el eje norte, en el eje Libertador, en el eje Santa Fe, en el eje Córdoba y en el eje central Rivadavia, sobre el sur crecía en todos sus barrios, en los 46 barrios que había en ese momento. Obviamente no crecía ni lo mismo ni con la misma calidad constructiva, o sea, no es lo mismo lo que se construía en Recoleta que lo que se construía en Mataderos. Pero se construía en todas partes.
Este nuevo modelo que impera desde el año 2003 se basa en que el 80 por ciento de todo lo que se construye en la ciudad de Buenos Aires se construye en 11 barrios que son Palermo, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Coghlan, Caballito, Flores, Almagro, Barracas, Villa del Parque, Puerto Madero y me estoy olvidando un barrio que no me acuerdo cuál es.
Eso todavía es más grave porque Caballito, Palermo, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón y Coghlan concentran aproximadamente el 40 por ciento de todo lo que se construyó en los últimos 8 años en la ciudad de Buenos Aires. Volviendo al 80/20 lo que también muestra que habiendo 47 barrios -por la inclusión de Puerto Madero hace 10 años atrás- hay 36 barrios de la ciudad de Buenos Aires y que se reparten mal ese 20 por ciento que queda, habiendo barrios como Parque avellaneda, Villa Soldati, Villa Riachuelo, Mataderos y Lugano que prácticamente no tienen construcción. Para dar un ejemplo de esto, tomando en cuenta el promedio el crecimiento de Caballito en los últimos 8 años y el promedio de crecimiento de estos otros barrios en ocho años, se tardarían 36 años para construir en Mataderos lo que se construye en un año en Caballito, se tardaría 50 años para construir en Villa Soldati lo que construye en un año en Caballito, se tardaría 55 años para construir en Parque Avellaneda lo que se construye en un año en Caballito. Es una diferencia atroz. Por ejemplo, Caballito tiene algunos emprendimientos como las Torres Dos Plazas o las Torres Caballito Nuevo que cada una de ellas tiene 55 mil metros cuadrados. Si uno suma lo que se construye en Villa Riachuelo, Soldati, Parque Avellaneda, Mataderos y Lugano no llega a ese 55 mil. La suma de todos los permisados en esos 5 barrios en todo un año no llega a lo que es un edificio de Caballito, uno de los centenares que están construyendo en Caballito. Entonces, el primer tema es este: ha habido una modificación muy importante en el modelo de qué y cómo se construye en la ciudad de Buenos Aires. Te expliqué el cómo, falta el qué, también, que es muy importante porque ahí también hubo una gran modificación  de los parámetros históricos porque el 50 por ciento de lo que se construye en la ciudad de Buenos Aires, perdón, el 40 por ciento, es vivienda Premium, o sea, vivienda para gente rica; después tenés un 20 por ciento que es vivienda suntuosa, que es para clase media alta, 20 por ciento lujosa, después tenés un 20 por ciento que es vivienda estándar, que es digamos para clase media y después quedaría la vivienda sencilla y la vivienda social: de esas no hay, o sea, el año pasado creo que se hicieron 700 viviendas sociales o algo por el estilo. Hubo un año con 350 viviendas sociales. Y uno dice, sí, pero claro, estamos en una ciudad rica entonces está bien que esto ocurra, está bien, es verdad, la ciudad de Buenos Aires es una ciudad rica pero también es la ciudad más desigual que tiene la Argentina porque hay que pensar que entre los que viven en villas, en asentamientos, en casas tomadas, o deambulan por la calle es el 20 por ciento de la población de Buenos Aires, unas 600 mil personas. Y hay otro 20 por ciento que son personas de clase media baja y de clase media que alquilan, o sea, en realidad hay un 40 por ciento, 4 de cada 10 personas que uno ve caminando por la calle que tienen necesidad de vivienda social o de vivienda económica y ninguna de esas personas ha sido inmiscuida, ha tenido algún tipo de participación en este modelo constructivo de los últimos ocho años porque como marcaba antes está mayoritariamente orientado a los muy ricos, a los ricos y a la parte alta de la clase media. Entonces nosotros planteamos que este modelo no solamente concentra un gran problema por los problemas de servicios, de concentración de personas y de densidad de personas en algunos barrios y, por otro lado, causa problemas como la falta de todo tipo de inversión en otros barrios, sino que realmente es la inversa de lo que la ciudad y los vecinos de la ciudad de Buenos Aires necesitarían para poder solucionar los problemas de la ciudad de Buenos Aires. Hay que entender que en la Constitución del año 96 de la Ciudad de Buenos Aires el primer requerimiento que hace la Carta Magna a los gobernantes de la ciudad es que trabajen en la búsqueda de disminuir las asimetrías entre el norte y centro desarrollado y el sur subdesarrollado, abandonado, olvidado, sin inversiones, que tiene nuestra ciudad. Y, lamentablemente, este modelo constructivo de los últimos ocho años lo que ha hecho es incrementar hasta maneras nunca pensadas esas asimetrías que tenía la ciudad de Buenos Aires.
Entonces, volviendo al eje de la pregunta, en realidad Proto Comuna Caballito no surgió como una respuesta a las construcciones, como si han surgido otras organizaciones tanto en nuestro barrio como en otros barrios; ya existíamos desde marzo del año 2003 como Proto Comuna Caballito pero también Proto Comuna es una nueva forma, más amplia y general de la asociación vecinos de Caballito Norte que nosotros fundamos en el año 1998. Del 98 a fines del 2002 trabajamos todos dentro de esa organización y a comienzos del 2003 decidimos empezar a trabajar también sin abandonar la Asociación ecinos de Caballito Norte en una organización que por su nombre sea más amplia, que intente, que busque tratar de trabajar para todos los vecinos de Caballito y no solamente para los de Caballito Norte. El motivo por el cual se constituye la organización es lograr la sanción de la Ley de Comunas y el de difundir entre los vecinos de Caballito, en particular, y de la ciudad de Buenos Aires, en general, las ventajas de los procesos, mecanismos y herramientas de participación ciudadana que están en la Constitución del año 96 y, especialmente, del proceso de comunas. Ese era nuestro objetivo, después tuvimos que buscar qué política tomábamos para lograr ese objetivo. Entonces, decidimos que si nosotros nos parábamos en Acoyte y Rivadavia a decir: “aguanten las comunas, las comunas es lo mejor que puede pasar”, capaz que no lográbamos nuestro objetivo, entonces lo que decidimos fue tratar de buscar cuáles eran los problemas de la mayoría de los vecinos, los problemas más generales, sobre todo en el área de medio ambiente, patrimonio, de planeamiento urbano que son los temas que nos interesan a nosotros y con el cual tenemos algún tipo mediano de conocimiento. Y a partir de representar esta problemática -ya con una relación más cercana con los vecinos- mostrar de qué manera las herramientas de participación podrían solucionar -o podrían dar una mejor solución en caso de ser implementadas- a estas problemáticas con las cuales estábamos trabajando. (…)
En el año 2006 empezamos a adelantar un tema que nosotros teníamos pensado, que era una modificación del Código de Planeamiento Urbano, bajando las alturas del barrio de Caballito pero la realidad en el 2006 nos desbordó y empezamos a trabajar la temática del crecimiento desordenado, abrumador, fuera de todo control en la ciudad de Buenos Aires. Un modelo constructivo que se ve que si bien empezó en el 2003, se profundizó en el 2006 pero que, digamos, con la llegada del señor ingeniero Macri como Jefe de Gobierno ha tomado un impulso marcado sobre todo con un relajamiento de la capacidad de control del gobierno de la ciudad, relajamiento que uno puede notar fácilmente dejando de ver cada una de estas problemáticas -caídas, derrumbes de grúas, roturas de caños de gas, caídas de medianeras de vecinos, derrumbes de edificios- como hechos aislados y empezar a entenderlos como partes emergentes de una política del “dejar hacer” de parte del gobierno macrista con el modelo constructivo. Este retiro del Estado, dejando al mercado el regulamiento total de la industria de la construcción, lo que se hace es convalidar un modelo que busca la maximización de las ganancias minimizando los tiempos de obra, buscando materiales de menor precio y baja calidad y trabajando con mano de obra no calificada, todo lo cual conlleva, para empezar, un gran peligro para los obreros que son los primeros que sufren las problemáticas de este modelo y, en segundo término, poner en riesgo la vida, la propiedad y bienes de los vecinos linderos sobre todo hablando de la problemática de la construcción en sí misma pero después tenemos problemáticas que son mucho más amplias, más generales: está la temática de la infraestructura que nosotros tenemos probada desde el año 2006, hay un informe técnico hecho por la empresa AySA en enero del año 2007, un convenio firmado entre la empresa AySA y la ciudad de Buenos Aires en febrero de 2007, convenio 3/07 y un decreto que forma parte del entramado legal de la ciudad de Buenos Aires, el decreto 220/07 que deja constancia de la criticidad del estado en la provisión de agua y del sistema de saneamiento cloacal en los barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Caballito, Palermo y Coghlan y para lo cual establece la necesidad de realizar obras, inversiones, que consisten en la realización de 320 kilómetros de cañerías de transporte de agua y de recolección de material cloacal con un monto de 230 millones de pesos de hace 4 años atrás que nunca se hicieron.
Lo que ha pasado es que el gobierno de la ciudad lejos de haber realizado las obras o de no haberlas realizado y de haber limitado lo que se podía construir en estos barrios que era otra alternativa, no realizó las obras y permitió y entregó más de 2 millones de metros cuadrados de permisos de obra para esos 5 barrios después de que ya estaba constatado por el convenio las insuficiencias en las capacidades de las dos redes importantísimas para el ser ciudad como la que es la provisión de agua y la red cloacal.
Dejando también de lado esa problemática que es muy importante por la cual estamos litigando en la justicia, estamos a la espera de la respuesta de un pedido de una cautelar por parte de la doctora Karina Cicero Jueza en lo Contencioso Administrativo del Juzgado Número 14 que, a más tardar la primer semana del mes que viene, tiene que decir si dicta una cautelar que prohibiría al Gobierno de la Ciudad la entrega de permiso de obra en estos 5 barrios y, lo que es muy importante, en la de los finales de obra hasta que se realicen estas inversiones en infraestructura cloacal que es exactamente lo que dice el decreto 220 y lo que dice un papel que tiene cada una de esas obras que es un permiso de factibilidad que dice que para que estas obras sean habilitadas es menester que se realicen las obras de infraestructura que no se realizaron. Entonces, lo que estamos pidiendo es pura y sencillamente: que se cumpla la ley y nada más que eso. Sabiendo que es un tema muy complicado porque hay compradores de buena fe que fueron estafados por los constructores que sí sabían de la existencia porque ellos tuvieron que recibir este certificado de factibilidad y no podían desconocer que las obras no estaban siendo hechas. Porque si nosotros, una pequeña organización vecinal pudimos constatar que las obras no fueron realizadas, cómo las grandes emprendedoras, las grandes cámaras de la construcción no podían realizar esta misma constatación que, aparte, es muy sencilla: ¿dónde están los 320 kilómetros de zanja para meter los 320 kilómetros de caños realizados sobre el territorio de estos cinco barrios? Hay que entender que prácticamente habría que hacer en estos barrios gran parte de la cañería de distribución de agua nueva, o sea, que habría que hacer zanjas en la mayoría de las calles. La gente las hubiese visto y nadie vio nada, aparte que no hay ningún tipo de prueba ni ningún contratista que las haya realizado. Por eso estamos a la espera de que la justicia falle a nuestro favor.
Pero esto tampoco es toda la problemática ni tampoco es la problemática más importante. Hay que entender que es menester buscar un equilibrio en la construcción, no hay ningún tipo de motivo por el cual la ciudad de Buenos Aires que es una ciudad con aproximadamente 15 mil habitantes por kilómetros cuadrados tenga barrios como Barrio Norte y Caballito con casi 30 mil habitantes por kilómetros cuadrados, teniendo barrios como Mataderos con 7500, teniendo barrios como Soldati con menos de 4 mil habitantes por kilómetros cuadrados: acá se esta provocando un fenómeno de concentración que es muy malo en base a lo establecido por la OMS en varios parámetros. Hay que entender, por ejemplo, que el barrio de Caballito es una de las dos zonas con más alto nivel de ruido de la ciudad de Buenos Aires. Somos junto con Almagro la zona con menor cantidad de metros de espacios verdes por habitantes de la ciudad de Buenos Aires. Y cada nuevo habitante que se suma en estas construcciones es un poquito menos de espacio verde por habitantes que tenemos. Somos también una de las tres zonas junto con Belgrano y el centro con más alto nivel de concentración de partículas en el aire, contaminación ambiental de partículas provocado por ser Caballito un centro neurálgico de transportes, siendo el centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires y habiendo reemplazado indudablemente a Flores como área central de la zona oeste de la ciudad de Buenos Aires con su actividad comercial, hoy por hoy el centro de Caballito es mucho más dinámico que el centro de Flores -hablando económicamente y comercialmente- e indiscutiblemente Primera Junta es más importantes como punto de traslado que lo que había sido antes Flores.
Todas estas cuestiones marcan cómo el incremento desmesurado de la construcción va dañando la construcción y la cantidad de personas que van a ocupar estas construcciones, van dañando distintos tipos de cuestiones ambientales que van siendo nocivas para los vecinos del barrio.
Después sigue habiendo otras problemáticas, por ejemplo, el tema del sol. Para que se tome una idea, por ejemplo, en Inglaterra no hay límite de altura, uno puede poner lo que quiera pero lo que hay es un impuesto al sol quitado. Y ese impuesto, digamos, es geométrico, mientras va avanzando el sol que le quitan esto va avanzando de manera potencial, o sea, en nuestra realidad si a un vecino una construcción le quita todo el sol le van a tener que pagar a ese vecino algo así como lo que vale todo el edificio nuevo. Con lo cual nadie le quita todo el sol al vecino porque sino estaría trabajando para el vecino (…)
El sol no es solamente importante para los hombres, es también importante para los edificios porque un edificio sin sol empieza a generar humedad, hongos y todas esas cosas son negativas para la salud de las personas que viven en él.
Después está lo que llamamos los servicios secundarios que también son muy dañados por el tema de la densificación, estamos hablando de las matrículas en los jardines maternales, las matrículas en los jardines de infantes, en las escuelas primarias y secundarias: muchos vecinos de Caballito tienen que llevar a sus hijos a escuelas en otros barrios porque ya no hay más matrículas. También está la cuestión de la seguridad desde el punto de vista más básico: las comisarías tienen en cuenta la cantidad de efectivos que hay en cada una de ellas por la cantidad de manzanas que cubren, no teniendo ningún tipo de significación en ese estudio la densidad de habitantes que hay en esa manzana, entonces, al aumentar la densidad de habitantes pasamos a tener muchos menos policías por habitante porque la cantidad de policías es exactamente la misma.
Después hay otros problemas, está el tema del estacionamiento porque los nuevos vecinos igual que los viejos tienen coches y la capacidad está totalmente colapsada porque inclusive muchos de los garajes han sido demolidos para construir nuevos departamentos que no tienen suficientes cocheras para todos los inquilinos que viven, con lo cual hay demandas y necesidades de nuevas cocheras y de lugares para estacionar.
Está lo que todavía es mucho más grave: es el problema del tránsito. Caballito es el área central de la ciudad de Buenos Aires a nivel geográfico con lo cual si uno va de Liniers al centro o de Devoto a La Boca o de Boedo a Villa del Parque la ruta más rápida es pasar por Caballito, esto hace que tengamos un gran flujo de tránsito pasante y también una importante cantidad de tráfico propio. Obviamente, la incorporación de decenas de miles de nuevos vecinos incorpora una gran cantidad de nuevos coches lo que también nos dificulta el tema del transporte automotor y ni qué hablar del transporte público: cualquier persona que haya estado entre las 13 y las 14, entre las 17 y las 20 horas en Acoyte y Rivadavia se puede dar cuenta de lo que es un sistema de transporte desbordado, tanto en lo que se refiere a los colectivos como el subte A, en el cual se viaje como sardinas.
Estas son algunas de las problemáticas que trae aparejado este dejar hacer del Estado al mercado en lo que se refiere a la construcción.

(…)
En lo que se refiere a la cuestión del planeamiento urbano, del modelo de ciudad, no es que Macri se esté equivocando, él tiene un modelo de ciudad que corresponde a lo que está pasando.
(…)
Para mí uno de los problemas de la Argentina como país, como nación, es el hecho del gigantismo de la ciudad de Buenos Aires y de su área metropolitana en contra de la falta de crecimiento del interior. Hay que pensar que cada ocho años el área metropolitana incorpora una Rosario o una Córdoba a su población. Lo que hay es un gigantismo de este puerto de salida y una falta de desarrollo del interior.
(…)
Lo que es grave es que en los últimos ocho años el 20 por ciento de todo lo que se construyó en la nación argentina se construyó en la ciudad de Buenos Aires (…) eso demuestra la necesidad de que haya un estado que regule en función de las necesidades de la ciudad y de la nación argentina, acá nadie dice convertir a la ciudad en un ghetto, lo que estamos diciendo es que es innecesario densificar más las zonas que ya están densamente pobladas. Por el otro lado, sí sería bueno densificar -y densificar no significa edificios de altura- ciertas zonas del sur; sería muy bueno urbanizar las villas y permitir 3 o 4 pisos en las calles y 6 u 8 pisos en las avenidas. Implica permitir que un montón de personas sigan viniendo a la ciudad de Buenos Aires pero no la locura actual de permitir 10 pisos en las calles y 16 pisos en las avenidas porque nos llevan a números que no tienen parangón. Un sólo edificio en una manzana de Caballito de los nuevos tiene tantos habitantes como la manzana toda, o sea, están duplicando la población…es una locura.
(…)
Mientras que en la mayoría de los barrios de la ciudad de Buenos Aires el precio del metro cuadrado está en sumas astronómicas -por ejemplo, Caballito: 2000 dólares el metro cuadrado- el barrio de Parque Avellaneda bajó el precio del metro cuadrado del año 2009 al año 2010 por la inseguridad del barrio, una locura. No pueden bajar; cuando todo sube hay uno que baja y ese que baja es uno de los lugares con menos densidad de habitantes, no puede ser, el Estado está totalmente ausente, o sea, está ausente y si uno deja de ver las cuestiones como hechos aislados, el hecho de que 7 de cada 10 demoliciones sean ilegales, el hecho de que se burlan sistemáticamente las leyes de protección patrimonial, eso es para nosotros una demostración cabal de la complicidad y la connivencia de la administración macrista con los constructores. Complicidad que ha quedado explícita cuando hemos descubierto el año pasado que el Ministro de Planeamiento Urbano, el subsecretario de Planeamiento Urbano que ahora es Desarrollo Urbano -que también eso es importante desde el punto de vista semiótico- son socios de la constructora Los jardines de Roosevelt, constructora que se ha visto en el último año favorecida por la implementación de un boulevard, justo enfrente de su obra, con la creación de un paso a nivel para autos a tres cuadras de la obra, cuestiones que no estaban en los planes de ejecución presentados anteriormente por el gobierno de la ciudad y que crean siempre la duda de que hayan sido realizados para valuar, revaluar y mejorar la valuación del emprendimiento del Ministro y del Secretario. Emprendimiento que, obviamente, va en contra de cualquier norma de ética pública o de ética privada, por más que no haya una norma, como en el caso de la ciudad que no hay una ley de ética pública (…)
Y ahí pasa algo que a mí me gusta, históricamente la ciudad de Buenos Aires tenía una Secretaría -que después devino en Ministerio con el gobierno de Telerman- que se llamaba Planeamiento Urbano. Cuando llegó el ingeniero Macri le cambió el nombre y le puso Desarrollo Urbano y, para mí, los nombres son importantes y desarrollar no es lo mismo que planificar y, en realidad, el Ministerio se está encargando de desarrollar sin ningún tipo de planificación y esa es una grave problemática, es muy grave porque también lo que ha pasado es que al verse mostrado por la confrontación con la realidad que los grandes y preparados equipos técnicos que decía tener el ingeniero Macri no existían, en realidad él ha basado su modelo de administración publica en un nutrirse de tres grupos de personas: sus compañeros de la secundaria, los empleados de la fábrica de su padre y las personas que trabajaban con él en Boca Juniors y de esos tres grupos de personas es de donde sacó a todos sus funcionarios. Daniel Chain fue (…) de una empresa del grupo Socma, una empresa que se dedica a la construcción. La mayoría de los funcionarios de la administración de Macri tienen, tuvieron empresas o fueron empleados con cargos gerenciales de empresas cuyo principal motivo de ser es la construcción. Entonces, ¿cómo vamos a pedirles que sean firmes, que respeten las normas? Para ellos lo que se está haciendo es lo mejor…para ellos, obviamente, que no tienen una visión de las necesidades de la ciudad de Buenos Aires, tienen una visión de su grupo de clase, de su pertenencia gerencial a grupos que se ven favorecidos por la construcción. Ahí entendemos cuáles son las problemáticas que tiene la ciudad de Buenos Aires.  

¿Cómo se conforma el equipo?

Casi todos universitarios completos o incompletos vinculados a áreas sociales: Sociólogos, Licenciados en Psicología, un Antropólogo, Licenciado en Ciencias Económicas, Licenciado en Comunicación Social y, también, hay un arquitecto y planificador urbano que no está viniendo mucho pero que nos dio aportes muy importantes en un momento. Y vecinos del barrio de Caballito en general que apoyan. El núcleo de la organización es de aproximadamente unas 10 personas y después cada vez que realizamos algún evento, alguna acción se nos suman muchos vecinos. Pero el grupo que trabaja de manera constante serán unas 12 personas más o menos.

¿Cómo es el tema de la división de tareas, la investigación?

Hay temas que van gustando más a uno que a otro y en función de eso vamos trabajando cada tema. Igual los temas son amplios pero no son infinitos porque, por ejemplo, nos llama gente con problemáticas muy válidas, muy importantes como las de seguridad, salud pero problemáticas que, a lo mejor, nosotros desconocemos y tampoco tenemos más capacidad. No podemos tomar más, en algunos  momentos nos vemos desbordados. Cuando pasó lo de villa Urquiza, por ejemplo, del derrumbe, fue tal la movilización de los vecinos que tenían miedo que se derrumbaran sus casas, los medios que querían hacernos notas, que nos vimos desbordados, tuvimos que decir: “bueno, dejemos de postear en Internet y vayamos a la gente” porque no dábamos abasto para todo, por ejemplo (…)

El año exacto de conformación de la organización

Marzo de 2003 en una reunión de participantes del Presupuesto Participativo 2002- 2003 (…) que nos reunimos para evaluar cuál había sido el grado de respuesta de parte de las autoridades (…)
A nuestro entender en la ciudad de Buenos Aires el presupuesto participativo, el régimen de comunas es la más importante herramienta de participación enmarcada en la constitución y la falta de implementación de esa herramienta invalida la realización de otras herramientas de participación porque van en contra de la lógica del sistema, el presupuesto participativo tiene requerimientos georeferenciados (…) 

RELEVAMIENTO DE LA CONSULTORA REPORTE INMOBILIARIO En un nuevo récord, el m2 en Caballito supera los US$ 2.000


El precio aumentó 17% en relación al año pasado. En el barrio, hay 51 edificios en construcción o ya terminados entre las vías del tren Sarmiento, Río de Janeiro, Angel Gallardo y Honorio Pueyrredón. Quejas de los vecinos.

Las construcciones en Caballito no cesan y los precios continúan en una curva ascendente. En la zona cercana al Parque Centenario, hay 51 emprendimientos en construcción o recientemente finalizados y el metro cuadrado nuevo ya está en los U$S 2.032, lo que marca un récord y un aumento del 17% en relación al año pasado.

Los datos surgen de la consultora Reporte Inmobiliario, que relevó el barrio en el área comprendida por las vías del ferrocarril TBA hacia el norte, la calle Río de Janeiro y las avenidas Angel Gallardo y Honorio Pueyrredón. En esa área se contabilizaron 51 emprendimientos, de los cuales 33 están en plena obra y los 18 restantes se encuentran terminados. Los edificios en construcción totalizan una superficie de 62.000 m2, lo que también marca un alza en comparación con 2010, cuando ese sector alcanzaba 52.189 m2 en obras.

Ahora bien, en relación al precio, los más de dos mil dólares por metro cuadrado marcan un nuevo récord. El año pasado, llegaba a 1.732 dólares. ¿Por qué semejante aumento? Los especialistas coinciden en que subieron los costos de construcción: el m2 en esa zona cuesta entre 350 y 500 dólares y edificar, entre 1.100 y 1.200. A partir de ahí hay que sumar las ganancias de las constructoras.

Los vecinos del barrio de Caballito, uno de los más habitados de la Ciudad, fueron de los que más lucharon y protestaron para que las torres no invadieran el vecindario y así poder proteger la identidad barrial. Desde Protocomuna Caballito, una agrupación vecinal, dicen que cada vez hay más denuncias por problemas en servicios de gas y agua por la saturación que genera la cantidad de construcciones.

miércoles, febrero 23, 2011

Piden prisión para el responsable de una obra


23/02/11
El fiscal dijo que se habían detectado serias fallas. Y solicitó la prisión preventiva.


La fiscalía que interviene en la causa por el derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza pidió la prisión preventiva para el ingeniero Guillermo Heyaca Varela, procesado porque estaba a cargo de la obra del terreno de al lado, que produjo la tragedia en la que murieron tres personas .
El derrumbe ocurrió el 9 de agosto, en Mendoza 5030. En el terreno vecino se estaba construyendo un edificio, y el responsable de la obra era Heyaca Varela. Pero, según aseguró una pericia de Bomberos, ese trabajo se realizó sin respetar las medidas de seguridad , como el apuntalamiento de tabiques y medianeras. Por eso, el gimnasio se vino abajo: murieron Guillermo Fede (37 años), Luis Lu (27) y Maximiliano Salgado (18). Además hubo once heridos.
El ingeniero fue procesado la semana pasada por “estrago doloso” , un delito que prevé de tres a diez años de prisión. Sin embargo, la jueza penal María Fontbona de Pombo le permitió esperar el juicio oral en libertad.
Según el escrito presentado por José María Campagnoli, fiscal del distrito Saavedra-Núñez, a la jueza, la prisión preventiva corresponde por “la total indiferencia del acusado para lo que era un desastre en ciernes en el que sólo por milagro cabía esperar que no hubiera víctimas fatales: máxime cuando inspecciones realizadas en el lugar con anterioridad ya habían destacado las serias falencias”. La referencia tiene que ver con una denuncia que había hecho semanas antes la UOCRA, por la falta de condiciones de seguridad.
Además, Campagnoli asegura que una vez ocurrida la tragedia “Heyaca Varela dio más muestras de su indiferencia: no se acercó a la obra ni se puso a disposición de las autoridades”. Y agrega que en 2006 el profesional ya había sido sancionado porirregularidades en otras obras . Por eso advierte que el acusado podría “sustraerse al accionar de la Justicia”.
En el escrito no se pide la preventiva para los otros dos procesados: Daniel Menta, el dueño de la constructora para la que trabajaba el ingeniero, y José Pataro, propietario de la máquina excavadora que operaba en el lote lindero al gimnasio.

lunes, febrero 21, 2011

Limitan la construcción en la Comuna 12

El organismo de control porteño emitió un pronunciamiento en que restringe la construcción en altura en los barrios de Agronomía y Villa Pueyrredón conforme a la Ley 3.447. La organización Salvemos al Barrio indicó, sin embargo, que aún hay 13 emprendimientos inmobiliarios que omiten la disposición. La Justicia, por su parte, dispuso una medida cautelar en la que "prohíbe obras nuevas o ampliaciones". 

Por Jimena Alcaraz

La ley 3.447, que limita la construcción en altura sobre la Avenida Salvador María del Carril, en los barrios de Agronomía y Villa Pueyrredón (pertenecientes a la Comuna 12), ya comenzó a aplicarse. Pese a que la Defensoría del Pueblo de la Ciudad realizó un pronunciamiento a favor de que se respete tal normativa, los vecinos de la organización Salvemos al Barrio, denunciaron que hay 13 emprendimientos inmobiliarios que buscan caminos alternativos para hacer caso omiso a la disposición.

En el escrito, presentado por la Defensoría del Pueblo, a cargo de Alicia Pierini, y en el que figura la denuncia presentada por uno de los vecinos, aparecen entre los fundamentos, que en primer lugar hay que “respetar la modificación del perfil urbano del espacio, caracterizado por una edificación residencial de densidad media-baja con gran cantidad de viviendas familiares”.

En relación con ello, y respecto a lo que figura en el Código Urbanístico vigente, “la altura máxima para construir es de 12 metros, mientras que antes de la reforma de 2009 era de 31 metros”. Además indica que en la actualidad está permitida la construcción con un “retiro de fondo de 4 metros”.

Según expresó una de las vecinas del barrio a Noticias Urbanas, hoy en día no sólo hay problemas con quienes quieren construir – sin respetar las alturas- sino que también hay conflictos por la mala prestación de servicios como por ejemplo el agua y “el colapso de cloacas”.

La lugareña informó además que “la Justicia dispuso en 2010 una medida cautelar en el que prohíbe “el registro u otorgamiento de permisos de obras nuevas o ampliaciones respecto de la traza para la construcción de edificios que contraríen los parámetros urbanísticos establecidos en el proyecto de ley de aprobación inicial sancionado en la Legislatura”. 

¿Desarollo urbano?: Los costos del boom de la construcción

Los últimos días fueron testigos de tres sucesos vinculados al desarrollo urbano sin control y sus consecuencias. Los casos tienen como protagonistas a tres de los barrios donde se concentra la mayor cantidad de construcciones en la Ciudad de Buenos Aires: Villa Urquiza, Palermo y Caballito. Los vecinos de allí, se organizan desde hace años para pelear contra el avance de las grandes construcciones que afectan el ambiente y producen tragedias que podrían evitarse.

Vallado en Villa Urquiza, luego del derrumbe. Agosto 2010. Foto: ComAmbiental
Esta semana salió a la luz la noticia del procesamiento del ingeniero Guillermo Heyaca Varela, quien fuera responsable de la construcción que provocó el derrumbe de un gimnasio en Villa Urquiza en agosto de 2010 causando la muerte de tres personas. Hace 10 días, también, se dio a conocer que la jueza Karina Cicero dictó una medida pre cautelar intimando al Gobierno de la Ciudad y a la empresa AYSA a presentar la documentación perteneciente a las obras de extensión de cañerías que prefija el decreto 220/07.

Y como si estos dos hechos fueran poco, el 12 de febrero, una grúa que estaba realizando una exavación en Las Cañitas cayó sobre 4 edificios causando la destrucción total y parcial de las viviendas de quienes vivían allí. Estos acontecimientos ponen sobre el relieve la falta de controles que el Gobierno de la Ciudad debería realizar a las empresas constructoras, como a su vez manifiestan la necesidad de analizar el impacto ambiental de la actividad.

Emergencia sanitaria. En un reportaje de Telam, Gustavo Desplats, presidente de la ONG Proto Comuna de Caballito, realizó un interesante recorrido de la historia del boom de la construcción y sus consecuencias. Básicamente hizo énfasis en un estudio de 2007 hecho por Aysa sobre la situación de la red sanitaria de seis barrios. En ese informe se declaró que se presentaban disminuciones del 60 al 80 por ciento de su capacidad en algunos tramos de los conductos de provisión de agua por lo que no estarían en condiciones de soportar ni siquiera la demanda inmediata.  "En el caso de los cloacales se encontraron pérdidas del orden del 40 por ciento. En ambos casos contamintando la tierra y las napas de los acuíferos" declaró Despltas en la nota.

La ONG denunció una eventual emergencia sanitaria en la Ciudad si siguen otorgándose permisos para la construcción y no se extienden las obras de red. Por este motivo pidió una medida cautelar que ordene al Gobierno de la Ciudad y a la empresa Aysa a prolongar la red, de lo contrario no se concederán permisos para nuevas construcciones en los barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredon, Palermo, Caballito y Coglhan. Es así que, como se menciona anteriormente, la doctora Cicero dictó una medida pre cautelar por daño ambiental.

¿De qué hablamos cuando hablamos de construcción? La construcción indiscriminada conlleva serios problemas ambientales si no se toman precauciones y se realizan controles sobre la misma. La gama de inconvenientes es amplia: desde la falta de espacios verdes que funcionan como depuradores naturales del aire a la vez que absorben gran parte de la cantidad de lluvia de Buenos Aires, pasando por el aumento de demanda energética que implican las grandes torres hasta las excavaciones que son necesarias para este tipo de construcciones y que pueden afectar a las napas subterráneas o producir derrumbes. Éstos son sólo algunos de los tantos daños ambientales que supone una mala planificación urbana.

¿Qué hay detrás? No hay que pensarlo mucho: un gran negocio inmobiliario. Negocio que no soluciona la crisis habitacional de la ciudad pues estas lujosas torres se concentran principalmente en barrios del norte de Buenos Aires, dejando de lado al sur de la ciudad donde, como mencionó Desplats en una entrevista dada a ComAmbiental en agosto, "hay una falta absoluta de construcción".

Los responsables. En el caso de la grúa, la empresa Obras y Sistemas SRL alegó que estaba operando con todos los permisos y licencias pero Claríninformó que los vecinos habían advertido que la inmensa grúa estaba torcida desde hacía semanas y aparentemente la excavación no pudo contenerla. Por su parte, Tiempo Argentino advirtió que en una rueda de preguntas, el director de la Agencia Gubernamental de Control, Javier Ibañez no contestó acerca del control y la normativa respecto de las excavaciones y la actividad de las grúas.

Comenzaron las obras para la reconstrucción de los daños más leves que durarán un mes y la reconstrucción total de la vivienda más afectada. Obras y Sistemas SRL pidió disculpas. Por el derrumbe del gimnasio en Villa Urquiza, el ingeniero Heyaca Varela no es el único procesado. También lo fueron Daniel Menta, dueño de la empresa constructora y José Pataro, dueño de la excavadora.

En síntesís, un pedido de disculpas y tres procesados pero ¿es suficiente? ¿Quién controla las excavaciones? ¿Qué reponsabilidad tiene el Gobierno de la Ciudad? Queda flotando una idea en los todos los casos: esto podría haberse evitado.

viernes, febrero 18, 2011

Preocupa seguidilla de incidentes graves en edificios porteños


Buenos Aires, 17 de febrero de 2011 (RENA). La Justicia procesó por “estrago doloso” a tres personas por su responsabilidad en el trágico derrumbe de un gimnasio en el barrio porteño de Villa Urquiza. Mientras tanto, denuncian “irregularidades” en la investigación del desplome en una discoteca. Y en Palermo aún se sienten las repercusiones por la caída de una grúa sobre un edificio.
Consultados por RENA, desde el grupo Proto Comuna Caballito denunciaron el “relajamiento” en el control de la construcción en la capital del país, el uso de “materiales de segunda” y la contratación de “mano de obra no calificada”. Pidieron que se juzgue a los funcionarios comunales por “omisión y negligencia” en el colapso del gimnasio, que mató a tres personas e hirió a otras 11 en agosto de 2010.
Desde 1998 a 2009 se construyeron 19.669.379 de metros cuadrados en edificios residenciales y comerciales en la Ciudad. Ese crecimiento “no fue acompañado por obras de renovación y ampliación en las redes de servicios, especialmente de agua y cloacas. Al menos cinco barrios de la ciudad se encuentran en situación crítica por la saturación de construcciones que carecen de redes en condiciones para soportarlas”, manifestaron.

Estrago doloso

La Justicia penal procesó por “estrago doloso” (con penas de tres a diez años de prisión) al ingeniero Guillermo Heyaca Varela, a cargo de la obra junto al gimnasio que se derrumbó en agosto último en Villa Urquiza, provocando la muerte de Guillermo Fede, de 37 años, Luis Lu, de 27, y Maximiliano Salgado, de 18.
También fueron procesados Daniel Menta, el dueño de la empresa que quería construir un edificio al lado del gimnasio Orión; y José Pataro, dueño de la excavadora que trabajaba en ese lote lindero, según Clarín.
Los tres irían a juicio oral porque una pericia de Bomberos demostró que “no respetaron las reglas” para la excavación que debían realizar, lo que habría dañado la estructura del gimnasio, que así terminó colapsando. Pero esperarán fuera de la cárcel, ya que pagaron una fianza de 10 mil pesos, lo que indignó a los familiares de las víctimas.
La misma figura penal le valió a los responsables del desastroso incendio en la disco República Cromañón, que mató a casi 200 personas en diciembre de 2004, en el barrio de Once.
Heyaca Varela aseguró en su defensa que contaba con todas las habilitaciones del Gobierno porteño. Y es real. Pero se lo acusa de no haber respetado esas medidas de seguridad que había presentado en el expediente. Menta y Pataro podrían ser responsables por no haber cumplido con los procedimientos para la demolición y excavación.
“Estamos de acuerdo con los procesamientos, pero al igual que los abogados de las victimas consideramos que los funcionarios son responsables por omisión y negligencia. Fueron avisados y no hicieron nada”, dijeron a este medio desde la ONG Proto Comuna Caballito.
Esa organización solicitó una medida cautelar donde solicita la suspensión de la entrega, por la administración porteña, de los permisos y finales de obra en los barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredon, Palermo, Caballito y Coglhan, por daño ambiental.
Desde la ONG creen que hay que tomar todos estos ‘accidentes’ y analizarlos en conjunto, no como hechos individuales. “De esa manera se podrá comprender el relajamiento del control de la Ciudad sobre la actividad de la construcción, que en los últimos 8 años ha seguido un modelo basado en la maximización de las utilidades, procurando minimizar los tiempos de obra, con la utilización de materiales de segunda y mano de obra no calificada”.
“Así se logra disminuir costos pero poniendo día a día la vida de los obreros en peligro. Y la vida y propiedad de los vecinos linderos. Se está construyendo a la inversa de lo que necesita la ciudad y sus vecinos. Se pone en riesgo de colapso la red de provisión de agua y de saneamiento cloacal”, denunciaron.
En la misma sintonía, los abogados de la causa “Orión” confirmaron que pedirán que se investigue a los funcionarios del Gobierno de la Ciudad encargados de los controles a las obras, porque no ejercieron el poder de policía.
El 17 de junio, la UOCRA había advertido que en la obra junto al gimnasio, en la etapa de demolición de una estructura que había en ese lote, faltaban medidas de seguridad. La Ciudad respondió que habían enviado inspectores, pero que en las dos oportunidades que fueron al lugar lo encontraron cerrado, con la demolición ya terminada.
El Gobierno de Mauricio Macri tomó algunas medidas. Le prohibió por 15 años a Heyaca Varela la firma de cualquier nuevo proyecto, y le clausuró otras cuatro obras que estaba casi terminadas. También intentó presentarse como querellante, pero la Justicia se lo negó, según la prensa.
Además, echó a Oscar Ríos, el director de la Agencia Gubernamental de Control, porque durante el operativo de rescate fue a una reunión de la comisión directiva de Boca Juniors, club del cual es dirigente.

Novedades en caso Beara

Cinco meses después de la tragedia en el boliche Beara de Palermo, que dejó como saldo dos adolescentes fallecidas, la legisladora porteña María José Lubertino se reunió la semana última con los padres de las víctimas, y señaló que “no hay sumario administrativo, que el Gobierno de la Ciudad no ofreció atención psicológica a familiares y heridos, y que la jueza del caso sólo citó a ocho de los 125 testigos”, según la prensa.
Durante el encuentro, la legisladora tomó conocimiento de un escrito presentado por la Fiscalía 14 ante la Justicia, donde se notifica sobre las irregularidades en la investigación del caso por parte del Gobierno capitalino.
Allí se revela la falta de citación de testigos que podrían aportar datos claves y a las responsabilidades de funcionarios macristas respecto a la habilitación del comercio cuya estructura interna se derrumbó y produjo el fatal desenlace.

La grúa que casi provoca un desastre

A los graves antecedentes se sumó un nuevo registro en el historial porteño. El sábado último un edificio de siete pisos ubicado en Las Cañitas, pleno barrio de Palermo, fue aplastado por una enorme grúa que se desplomó cuando realizaba excavaciones en una obra en construcción y se desequilibró en la base por un derrumbe de tierra. Aunque no produjo víctimas, el hecho provocó conmoción en el barrio. Como medida preventiva, el edificio fue desalojado y se registraron escenas de pánico, según medios periodísticos.
El titular de la Agencia Gubernamental de Control, Javier Ibáñez, aseguró que la obra estaba en funcionamiento desde diciembre y que durante enero hubo una inspección donde se verificó que “tanto en las excavaciones como en la seguridad general de la obra no se detectaron irregularidades”. Ibáñez aclaró que el derrumbe se produjo por una falla en el nivel en la grúa, que perdió estabilidad, dejó de estar en posición recta y, así de simple, se cayó, según Perfil.
El mismo funcionario fue el encargado de anunciar que en las próximas dos semanas controlarán todas las grúas que hay en las obras en construcción de la ciudad.
Es el tercer golpe que sufre el Gobierno porteño en siete meses relacionado con irregularidades en los controles y fiscalizaciones en las obras. El más fuerte llegó a principios de agosto de 2010, cuando se derrumbó un gimnasio en Villa Urquiza que dejó tres muertos y 11 heridos.
Un mes más tarde, en Palermo, el entrepiso de Beara, un salón de fiestas que funcionaba sin autorización como boliche, se desplomó en la madrugada y causó la muerte de dos chicas y dejó veinte heridos.

Doble intimación

La jueza Karina Cicero, a cargo del juzgado 14 en el fuero Contencioso Administrativo de la Ciudad, dictó recientemente una medida pre-cautelar donde intima al Gobierno porteño y a la empresa Aguas y Saneamientos Argentinos (AYSA) a entregar en un plazo máximo de 10 días toda la documentación referente a las obras estipuladas en el Decreto 220/07, referido a la construcción de 320 Km. de cañerías de provisión de agua y cloacales en cinco barrios porteños.
Luego de ese plazo, la jueza debe decidir sobre la medida cautelar pedida por Proto Comuna Caballito, donde solicita la suspensión de la entrega, por la administración porteña, de los permisos y finales de obra en Villa Urquiza, Villa Pueyrredon, Palermo, Caballito y Coglhan por daño ambiental, hasta que se realice la totalidad de las infraestructuras comprometidas en 2007 con la firma del Decreto 220/07.
(Juan Ignacio Manchiola)